Ahora que lo pienso este comentario no resulta ser un chiste, resulta ser una realidad que quedó demostrada al término de las pasadas elecciones presidenciales en Ecuador.
Yo creía que en época de elecciones, el país que más tenía payasos haciendo payasadas en un circo llamado "La campaña política" era Colombia. Estaba el 3 veces reencauchado bigotón dando fuego por doquier, montando a confianza un espectáculo rojo que solamente en la cabeza de él lo daba por ganador, en las calles un ex alcalde presentaba un performance al mejor estilo abstracto alemán, con un séquito de desorientados seguidores portando pirámides de espuma en la cabeza, por otro lado un vejete clonado de Santa Claus pregonaba inconsistencias izquierdistas que por su desactualización, daban tintes de tragicomedia clásica y bueno por último todos los demás malabaristas que se encontraban por debajo del 1% en las encuestas, montando un monociclo que no iba para ningún lado.
Esta gran carpa multicolor que se monta cada 4 años en este inmenso potrero colombiano, al parecer se quedó cortica en comparación al mega espectáculo que tuvo lugar hace varias semanas en el vecino país ecuatoriano.
Estos 2 contendores que se enfrentaron por irse a ensuciar sábanas al Palacio de Carondelet, si que son payasos profesionales; son gente que nació, se crió y se especializó profesionalmente para entretener y hacer reír a la gente. Por un lado estaba el retador que para efectos de simplificar el relato lo llamaremos derechista, un multimillonario autoproclamado el "héroe de Dios", que con Biblia en mano hipnotiza a la turba electoral prometiendo lo que siempre se promete y rara vez se cumple; trabajar por los pobres. Es un cirquero bravo de esos que sabe como mantener la atención escudándose en el dinero y los supuestamente poderes delegados por el altísimo. En la otra mano tenemos al candidato izquierdista, un economista de corta edad que usa como seudónimo para entrar en el ring presidencial, el sobrenombre de "Amigo del Presidente Hugo Chavez", para de esta manera junto con su guitarra y sus canciones de la deplorable música protesta, ganarse el enceguecido corazón de la población votante.
Todo lo anterior estaría dentro de los estándares normales del mundo payaso-político, sino fuera por que el candidato de izquierda se le ocurrió la fabulosa idea de decir a los medios internacionales que no considera al más grande grupo violento colombiano, como un grupo terrorista. A parte de ser una ofensa para todos nosotros que desde dentro o fuera del conflicto sabemos la verdad, resulta ser un error craso de ignorancia y desinformación que revela ser en primera instancia una bofetada a las relaciones internacionales y por último la muestra clave de la jauría de gobernantes potencialmente peligrosos que nos circundan. Para adobar, sajar, especiar, salpimentar y aliñar este lacerante comentario repetitivo del candidato, días después se anuncia que el grupo terrorista elogiado por él, envía una carta de felicitación por su ascenso estelar a la presidencia; como remate funesto de este acto humillativo del que fue presa nuestra nación.
A parte de que Colombia se encuentra en una frenética guerra civil desde hace más de 30 años, aún tiene que soportar en sus fronteras, canalladas como las de este insensato populista ecuatoriano, aguantar la coacción de la delirante reencarnación de Bolívar, descubrir como sus áreas limítrofes sirven como paso libre para líderes guerrilleros y aún así mantenerse en píe en medio de tanta maldad explícita en su interior y disfrazada en sus fronteras.
1 comment:
Los ecuatorianos son super cheveres!!!!!NO!
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