Wednesday, November 01, 2006

Quiero ser Cura

En estos extraños días del auge de sacerdotes pedofílicos, los que reclaman pensiones por prestación de servicios a la religión y muchos otros que intervienen en asuntos que poco o nada tienen que ver con la espiritualidad, es necesario tratar de develar y poner al descubierto las irregularidades y contradicciones que han hecho que una institución milenaria como lo es la iglesia, a principios del siglo 21 haya ido perdiendo cada vez más adeptos y lejos de eso, que haya ido perdiendo el respeto que alguna vez tuvo.
Todo es cuestión de fe. La fe es la capacidad que tienen las personas para creer en algo supernatural y espiritual que los ayuda y los motiva para encontrar un sentido relativo de la vida. Es esa esperanza de que exista algo tan poderoso, intangible e inexplicable que pueda hacer cambiar a las personas y al mundo. Algunas personas centran su fé en si mismos y tienen una voluntad tan arrolladora que llegan a la conclusión de que la única entidad que tiene la capacidad de crear o destruir la realidad en un instante, son ellos mismos. Y por otro lado hay otros que por ignorancia dedican su fé al supuesto "Satanismo", en aras de buscar poderes especiales o que algún día puedan conocer al señor de las tinieblas.
Está bien creer en algo sin llegar al fanatismo y solo comer o respirar religión, la creencia en algo debe ser algo muy íntimo y personal que no debe discutirse y que mucho menos debe tratar de inculcarse a la fuerza, como tratan de hacerlo quienes se han envenado con la fanatización de las religiones.
Para el caso concreto de la religión cristiana, abría que remontarse a documentar lo que ha venido haciendo a través de los siglos, lo cual sería dispendioso y redundante pues cualquier persona con un nivel medio de escolaridad conoce acerca de cruzadas, inquisiciones, traiciones, líos políticos y de cama. No es mi intención atacar el cristianismo sino las instituciones que lo representan y como es bien sabido, aquel que tiene el poder, tiene tendencia a la corrupción escudándose en la divinidad. Para el caso colombiano solo basta enterarse de las noticias que diariamente y en aumento se refieren a casos de sacerdotes que abusan de niños y en su defensa salen sus superiores negando cualquier acusación.
De tal manera que si alguien me dice alguna vez que voy a tener un trabajo donde puedo acostarme con cualquiera, que me van a dar un local para que administre y que libremente decida que hacer con los ingresos, que voy a tener un salario regular, que puedo meter la cucharada en asuntos de política, medicina y cultura y que además de todo si alguna vez cometo un delito grave no tenga arrepentimiento. Pues no lo pensaría dos veces...
Quiero meterme de cura, a donde le firmo.

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