Friday, November 17, 2006

Verdad, Ficción y Mucha Brujería

Ficción: Era el día señalado según el fragmento de metal encontrado en el meteorito, aquel ser proveniente del espacio había por fin llegado al sitio exacto mencionado en la inscripción. El día empezaba a oscurecer y a través de la espesa niebla se comenzó a dibujar una figura humanoide que se acercaba con pasos erráticos, casi animales. Sus ojos enrojecidos encendieron la atmósfera del lugar aterrorizando a los expectantes, se acercó al área escogida para su apocalíptica recepción. Primeramente tomó el recipiente que contenía un liquido acuoso, lo ingirió con premura y se mantuvo unos minutos en una escalofriante catarsis, de repente con un movimiento brusco y contorsivo empezó a expulsar por una abertura similar a una boca humana, un líquido viscoso y amarillento que fue a parar en el piso del lugar. Paso seguido, tomó de su entrepierna un dispositivo similar a un catéter de grosor medio y lo apuntó por encima del líquido que había vertido con antelación, para derramar otra clase de líquido semi acuoso, que al mezclarse con en anterior formó un compuesto corrosivo que de manera extraña y como si fuera un pirograbador dibujó una señal geométrica y curvilínea sobre la superficie de piedra; era un símbolo destellante y fluorescente a la vez. El ser venido de las afueras del universo se desplomó y se desintegró al terminar este proceso; todos entendimos que esté alienígena era un explorador cuya misión era la de fabricar una señal que sirviera como guía de aterrizaje para una posible invasión marciana. Brujería: Todo rito chamánico de purificación necesita de una serie de elementos que aseguren que el conjuro sea efectivo. En una noche ardiente de verano, la congregación se encontraba a la expectativa del inicio del ritual conducido por el viejo chamán. Como primera medida este antiguo curandero realizó un sacrificio humano dedicado al dios de la lujuria, tomando de los despojos mortales un fetiche que para el caso fue una prenda de vestir, luego para santificar el aquelarre, consumió licor de caña honorificando la tradición caribeña y antillana. Mágicamente él y su sequito de seguidores entraron en un trance profundo de regocijo y para finalizar este ritual, el brujo devolvió el espiritoso licor a bocanadas para fertilizar y ligar de esta manera los elementos de tierra y agua en agradecimiento a la naturaleza. Toda la concurrencia se desvaneció sobre el suelo experimentando un éxtasis y una sensación de glorificación nunca antes sentida. Verdad: Realmente lo que sucedió esa noche fue una sincronía secuencial de hechos hilarantes, que dieron como resultado la sensación de haber estado durante la filmación de una película de Fellini. Nuestro personaje después de haber consumido varios licores en el transcurso de la tarde, se encontró con un alguien y compartieron algún sicotrópico, como catalizante para la borrachera, después decidió ir a unos arbustos o a la orilla de un riachuelo cercano para descargar la vegija y se encontró un calzoncillo de un niño, que decidió ponerse en la cabeza a manera de mofa. Al regresar con el grupo que estaba reunido al lado de la piscina contó una historia ficticia de que había violado a un niño y que como recuerdo se había quedado con su ropa interior. En medio del desvarío decidió coger con los dientes media botella de aguardiente y bogársela casi hasta el final como un hazaña o un juego de borrachos; es obvio que el estomago no puede soportar esa cantidad de licor inyectada de esa manera tan abrupta, por tanto lo que vino como resultado fue el vómito y en medio de tanto cable cruzado y tanta tuerca zafada por el revuelto de alcoholes y estimulantes, decidió orinar encima de lo trasbocado, para caer casi sin conciencia o impulsos cerebrales en una asoleadora a la orilla de la piscina. Fue una escena que como el título del escrito lo indica, pudo haber sido interpretada de manera diferente por cada una de las personas que estuvieron, como una historia de brujería, un relato de un libro de ficción o esencialmente una borrachera para recordar con mucha alegría por los tintes bizarros y creativos que le imprimió el protagonista. //Basado en una historia de C.L.// //Fotografía actual del lugar de los acontecimientos.//

1 comment:

Anonymous said...

Cuando hago un esfuerzo recordando momentos de risa vacacional no me llega al cerebro alguna foto, pero si aparecen esos ojos rojos acercandose entre los arboles arrebatandome la botella de guaro de las manos como un chimbilai llanero atacando su presa.
A esa criatura no habia que temerle, solo celebrarle su maldad con carcajadas que durante mas de ocho años siguen en los afortunados o desgraciados espectadores de ese momento a la orilla de la picina.